Hola montañero inquieto.
Hoy es el día en el que os contamos como nos fue escalando la arista norte del Tozal del Cartujo en Sierra Nevada
Arista para los Alpinistas (Ascensión al Tozal del Cartujo por la arista norte)
Un día caluroso de junio, se nos ocurrió la idea de escalar la arista norte del Tozal del Cartujo.
El Tozal del Cartujo tiene una altura de 3152 metros sobre el nivel del mar, es uno de los tresmiles situado más al suroeste de Sierra Nevada.
Es un pico que pasa desapercibido en Sierra Nevada, ya que no es de los más altos, tampoco su forma es de las más características y cerca tiene otros picos más codiciados por los montañistas.
Nosotros esta vez fuimos a por esa cumbre y decidimos hacerlo por la arista norte, quizás una de las aristas más largas de toda la sierra y además termina en la misma cumbre de un pico que supera los 3000 metros de altura.
Descripción de la actividad
Preparamos las móchilas para pasar un par de días en lo alto de las montañas y nos pusimos pies al cámino para hacer las 3 horas de aproximación hasta la arista.
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Mochilas para la aventura. (15 Kg) |
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Los montañeros. |
El primer tramo de la aproximación es el mismo trayecto que se hace para subir al Veleta, se sube en dirección a las Posiciones del Veleta pero con cuidado de nos subir mucho y de no llegar hasta las Posiciones.
Tenemos que orientarnos en dirección las pistas de esquí, cruzarlas. Cuando cruzamos las pistas, entramos por un collado situado a la izquierda del observatorio astronómico
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Collado a la izquierda del observatorio. |
y bajar hasta el lagunillo misterioso.
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Lagunillo misterioso. |
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Lagunillo misterioso en deshielo. |
Una vez en el lagunillo se ve, perfectamente la cumbre del Tozal del Cartujo y la arista que vamos a escalar.
Para llegar hasta la arista solo hay que andar en dirección a la misma por el camino más intuitivo y lógico. Normalmente hay huella.
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Álvaro bajando al lagunillo misterioso. |
Mientras nos acercamos a la arista, vamos repasando los pasos claves de la misma.
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Juan camino de la arista. |
Tres horas después de salir de la furgo, con lo deberes hechos y con las piernas calientes estamos al pie de la arista.
Para subir a la arista podemos elegir varias opciones. Una opción es bajar hasta la misma base y empezar a subir desde ahí y las otras opciones es subir por algunos de los corredores. Nosotros elegimos esta segunda opción.
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Juan en mitad del corredor. |
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Final del corredor de acceso a la arista. |
Una vez en la arista, en el primer tramo hay alguna trepada sencilla y algún destrepe.
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Álvaro en una de las trepadas. |
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Álvaro en otra trepada. |
Aproximadamente a la mitad hay un corredor de nieve, no muy largo con unos 50º de inclinación y estrecho.
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Álvaro subiendo un pequeño corredor en mitad de la arista. |
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Vista del corredor desde arriba. |
Seguimos progresando por terreno mixto. Algún paso de roca y nieve...
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Tramos de escalada en roca. |
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Tramos de roca y nieve. |
Ya en el último tercio de la arista disfrutamos de una bonita vista de la cumbre.
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Juan con la cumbre al fondo. |
Antes de llegar al último tercio, esta el paso clave de la vía, un rapel que en pocos metros te deja en el pie de una vía de escalada de cuarto grado, que en sus primeros metros no es fácil de proteger.
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Álvaro en el rappel. |
Álvaro le da de primero.
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Álvaro en la escalada más difícil de la arista. |
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Álvaro saliendo del paso clave de la arista. |
Después de esto, lo único que queda para llegar a la cumbre es superar una pendiente fácil, pero que con 6 o 7 horas de actividad en las piernas se hace pesada.
La cumbre del Cartujo es una enorme piedra. Para subir hay incluso que trepar un poco.
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Álvaro y Juan en la cumbre. |
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Álvaro en la cumbre. |
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Álvaro en la cumbre con el pico Caballo al fondo. |
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Juan en la cumbre con el Caballo al fondo. |
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Juan en la cumbre. |
Alegres en la cumbre, pero aun no habíamos terminado.
Nos quedaba buscar un sitio guay para montar la tienda y pasar la noche.
Bajamos en dirección al Este, bajamos por una zona de pasos en nieve y roca, que aunque no tenían mucha dificultad, teníamos que andar poniendo bien los pies para evitar una caída.
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Vuelta. |
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Última pendiente hasta el Elorieta. |
Volviendo, miramos atrás para disfrutar de otra perspectiva de la arista por la que acabamos de pasar.
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Arista vista desde la vuelta. |
Llegamos hasta el derruido refugio del Elorieta. Allí, en una terraza a nivel instalamos nuestra tienda y nos preparamos para pasar la noche.
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Puesta de sol desde el campamento. |
Derretimos nieve, descansamos, charlamos y por supuesto disfrutamos de las vistas y del momento.
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Álvaro descansando. |
Con el campamento montado, investigamos los alrededores y visualizamos la zona por la que al día siguiente teníamos la intención de volver. Miramos hacia los Tajos de la Virgen y del Nevero.
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Tajos de la Virgen y del Nevero. |
La noche fue preciosa. Teníamos una panorámica hipnotizadora de Granada iluminada y de las cumbres nevadas del Cartujo y el Caballo.
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Noche. |
Esa noche, cada dos horas, puntualmente como si un reloj le marcara los tiempos, nos visitaba un zorro. El zorro en busca de comida y de intentar que el pánico se apoderara de nosotros, arremetía contra la tienda con fuerza. Desde dentro parecía un jabalí.
Pero no consiguió su objetivo, en lugar de entrarnos pánico, nos entraban ataques de risas, de los que te hacen llorar. jajaja. Lo pasamos bien también con el zorrito.
El día siguiente nos regaló otro amanecer espectacular, no nos cansamos de ver este espectáculo de la naturaleza.
Recogimos nuestros bártulos y de nuevo con el agradable peso de la mochila, emprendimos nuestra vuelta.
Decidimos hacerla por los tajos de la Virgen y del Nevero. Para seguir con la idea de seguir aristeando.
La vuelta fue muy bonita. Subidas, bajadas, roca, nieve... un terreno de juego muy divertido.
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Álvaro en la vuelta por los tajos. |
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Álvaro en la vuelta por los tajos. |
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Tajos. |
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Tajos. |
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Álvaro en una de las pendientes de los tajos. |
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Juan en la vuelta. |
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Tajos. |
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Gendarme en los tajos. |
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Gendarme en los tajos. |
Algún pasó expuesto.
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Paso expuesto. |
Por aquí llegamos hasta el collado de la Carihuela y de aquí bajamos por la ruta normal del Veleta.
Así que... nos molan las aristas... queremos más.
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